miércoles, 19 de marzo de 2014

Sesión fotográfica de Draculina y su Draculosito

Hoy hablando con una amiga me he acordado de esta sesión de fotos y de la razón por la que la hice. Quería contaros la historia de la pequeña Draculina y de su Draculosito. 

Quería dar las gracias a Pablo Vallés, Sarah Mafé y Yana Oblap por ayudarme a hacer posible esta sesión de fotos.

¡Espero que os guste! Sé que la historia está incompleta. La de Draculina será la de una vampiresa normal y la de Draculosito es muy emocionante. Igual un día os la cuento.

Un saludo!


Érase una vez, una joven vampiresa que se llamaba Draculina. Draculina no era una vampiresa normal, su padre, Drácula, era el más conocido y temido de su especie. Él cuidaba mucho de su hija y solo quería que fuera feliz. 

Un día (o mejor dicho, una noche), su papa le regaló un osito de peluche que se convirtió en su compañero de juego y en su mejor amigo.

Pasaron los años y una noche Draculina, que estaba probando sus colmillos de leche, empezó a morder todo lo que podía alcanzar. Mordía árboles, frutas, muebles, ropa e incluso sus peluches. Lo que no sabía ella era que su osito de peluche favorito estaba vivo ya que solo se movía por las noches mientras ella dormía, como los demás peluches.

Al ser mordido por Draculina, ese se convirtió en vampiro. Su dueña, extrañada de que su oso  empezara a andar y  a morder todos los peluches y que esos cobraran vida, se lo enseñó a su padre.
Drácula estaba igual de extrañado que ella pero decidieron quedárselo. Al poco tiempo todos los  peluches de Draculina estaban muertos. Todos menos Draculosito que no paraba de morderlos hasta que morían entre sus patas. 

Draculina estaba muy triste de ver sus peluches desaparecer, por eso hablo otra vez con su padre que decidió matarlo, pero su hija no quería que muriera y lloró y lloró hasta que Drácula decidió abandonarlo en una isla desierta.